Tras conseguir una gran acogida a nivel mundial de la crítica y el público, llega a mis manos Temporada de patos, la ópera prima del director mejicano Fernando Eimbcke. Con tono irónico y juvenil, este drama pícaro y sugerente, nos transporta a una tarde en Méjico, donde dos amigos se encuentran preparando un domingo perfecto, con videojuegos, pizzas y pornografía. Pero el día toma un rumbo inesperado cuando se corta la luz, y se quedan sin videojuegos y sin televisión. Aburridos y solitarios comienzan a dejar vagar sus pensamientos, como no lo podían hacer con la televisión encendida, mientras que aparecen una vecina dispuesta a cocinar en el horno del departamento mientras les hace compañía... o mas bien ellos a ella, y el repartidos de pizzas. Aunque el nombre del filme suene bastante extraño, mucho tiene que ver. Se basa en un cuadro que cumple una importante función en esta película. En un comienzo el filme nos da la idea de que nada relevante va a suceder, y precisamente así es, pero debido a su sencillez argumental es que la película funciona. La película se centra en la cotidianidad y la actitud fresca y rebelde de los jóvenes, y por ello consigue llegar a un público hambriento de diversión. El humor nace a partir de la propia espontaneidad de los personajes, aunque no de los actores. Las actuaciones son por momentos bastante exageradas, lo que hace que esa espontaneidad original se pierda. Salvo algunas escenas simpáticas, el filme no deja de ser una continua secuencia basada en la sitcom americana. A pesar de ello, el filme resulta interesante, principalmente por su estilo de rodaje en blanco y negro. Este factor sirve para demostrar que el blanco y negro no esta pasado de moda y aunque muchos directores crean que propicia al rechazo del público, Temporada de patos demuestra que no existe diferencia en el éxito, como ya lo demostrara Spielberg con La Lista de Schindler. El filme es una muestra de que no solo las comedias americanas pueden llegar a entretener a los jóvenes de hoy, también existe un cine interesante con el mismo propósito, que esta vez nos llega desde Latinoamérica.
3 estrellas
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