lunes, 23 de febrero de 2009

Soy leyenda (2007)



El argumento les sonará de “28 días después”: una científica modifica genéticamente el virus del sarampión, para que, una vez inyectado a un paciente enfermo de cáncer, éste desaparezca. Por supuesto, la historia acaba mal, ya que el virus muta y, al transmitirse por el aire, mata al 90% de la población humana. Del 10% restante, sólo un 1% es inmune a la infección, lo cual significa 540 millones de personas infectadas, y bastante agresivas, tratando de comerse a los pocos que quedan sanos. Lo único que les frena es la luz solar, la cual les quema la piel si se exponen a ella. Will Smith es el único inmune que queda en Nueva York, además de ser un científico militar que cree poder conseguir la cura.

La cinta se divide en dos partes: en la primera nos muestran la vida de Smith sólo en Nueva York, su rutina y sus precauciones para no caer en las manos de “los buscadores de sombras”, incluso nos muestran su incipiente locura ante la soledad total que lleva sufriendo durante cuatro años. En en la segunda, se desarrolla una pequeña trama dónde incluyen la voluntad divina para conseguir la salvación de la humanidad.
Lo que más me ha gustado es el silencio. Toda la película, sobre todo la primera parte, está ausente de ruido y música. Lo que consiguen es que sientas la soledad del protagonista, el vacío que debe sentir en una de las ciudades más grandes del mundo, estando solo. Durante la segunda parte, los enfrentamientos con los infectados añaden volumen, pero sólo en el momento del ataque, lo cual desemboca en más de un susto que hace saltar del asiento.

Smith es, sin duda, lo mejor de la cinta. Está inmenso en su intento de conservar la cordura ante la durísima situación que está viviendo, tratando, a su vez, de encontrar una vacuna para el virus. La relación que tiene con su perra Sam, consigue encoger el corazón de quién tiene un animal y le quiere como a alguien de su familia. Muy tierno y muy emocionante.

4 estrellas

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