domingo, 5 de abril de 2009
Atrápame si puedes (2002)
Sinopsis
Frank Abagnale Jr. trabajó como médico, abo-gado y copiloto de una de las grandes líneas aéreas, todo ello antes de cumplir los diecio-cho años. También fue un genial falsificador y sus habilidades le otorgaron una plaza en la historia. A la edad de 17 años, Frank Abagnale Jr. se convirtió en el ladrón de bancos de más éxito en la historia de Estados Unidos. El agente del FBI Carl Hanratty dedicó la mayor parte de su tiempo a perseguir a Frank para llevarle ante la justicia, pero Frank siempre estaba un paso por delante, retándole a continuar la caza.
Graciosa, interesante y dinámica, llena de detalles y con un final lógico y satisfactorio.Atrápame si puedes, el melodrama futurista A.I. Inteligencia Artificial, y el thriller cibernético Minority Report contienen todas ellas un elemento en común: una preocupación por el abandono, la soledad y la autodestrucción, temas recurrentes del autor que nos ocupa, producto de la separación que padecieron sus padres cuando él era un adolescente. Las tres componen una trilogía con la que el director de Tiburón cierra una etapa más en su ya de por sí prolífica, variada e interesante filmografía. A David y John Anderton se añade ahora la figura de Frank Abagnale Jr., personaje real con el que Spielberg salda una pequeña cuenta pendiente: la realización de una digna comedia.Un malo irresistible
No es la primera vez que el cine nos muestra personajes malvados que, a pesar de su lado criminal, resultan irresistibles y verosímiles. sistbes y verosímiles. Ahí están Paul Newman y Robert Redford en Dos hombres y un destino, sin olvidarnos de un actor que ya antecedió con sus interpretaciones a este tipo de rebeldes encantadores: Humphrey Bogart. Leonardo DiCaprio encarna a un tipo parecido que delinque con habilidad y carisma, sin tecnología, y lo hace con elegancia, madurez y convicción. Entre este y el siguiente papel en Gangs of New York, demostrará a todos sus detractores y fanáticas chiquillas que no es un actor cualquiera, impulsado por un solo éxito (Titanic), y que posee vocación de sobra para dejar un valioso legado. De momento, su agraciada interpretación se suma a las excelentes que ya consiguiera en Vida de este chico o Diario de un rebelde.
Existe la confusión entre más de un espectador por la cual se piensa, erróneamente, que una comedia, para ser buena, debe contener cuanto mayor número de carcajadas y gags, mejor. Es evidente que esta afirmación no hay por donde cogerla, y si no, que se lo pregunten a Ernst Lubitsch y Billy Wilder, los auténticos demiurgos del género, considerado por la mayoría, como el más complejo de llevar a cabo.
Steven Spielberg, en la friolera de cincuenta y seis días de rodaje, se ha reinventado a sí mismo gracias a su vocación documental, al mismo tiempo que ha sido pragmático y realista. Ha parido lo que podríamos llamar cine de evasión, y lo ha hecho a través de una perfecta y agradable miscelánea de géneros, síntoma de que cada vez realiza obras más personales, conmovedoras y variopintas. Con un ritmo desenfrenado y una evolución verosímil y coherente de sus personajes (Tom Hanks y Christopher Walken engrandecen la cinta), dedica una oda al disfrute de la vida, y con densa varios temas: el sueño americano, el mundo de las apariencias, y el problema acerca de cómo crecer inmerso en el drama de una familia. Todo ello ambientado en la década de los sesenta, época previa a la contracultura, y nostálgica por su inocencia e ingenuidad. John Williams pone la nota de jazz.
4 estrellas
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