viernes, 24 de abril de 2009

2046 (2004)



Drama romántico / SINOPSIS: Él era escritor. Creía escribir sobre el futuro, pero en realidad era el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo allí. Se marchó voluntariamente. Quería cambiar.

"Genial poema (...) Wong Kar-wai insiste, y va más allá de donde nunca llegó, en su universo cerrado, interior, de refinada belleza y arrolladora elocuencia lírica (...) obra de talla excepcional, un prodigio de composición musical de la imagen." (Ángel Fdez. Santos: Diario El País)

"Obra maestra (...) Esplendorosa película (...) En una época en la que el cine parecía haber perdido la noción misma del romance, 2046 es una película desesperadamente romántica, es la 'Casablanca' del siglo XXI." (Antonio Weinrichter: Diario ABC)

"Reinventar la sensualidad. (...) Las imágenes tienen una temperatura poética originalísima, nunca vista antes, a la vez que deudora de un sinfín de referencias reconocibles. (...) Lo mejor: esa cadencia, sugerente y sensual, que sólo se encuentra en las películas de Won Kar-Wai. Lo peor: tal vez, el prólogo y el epílogo gratuitamente futuristas" (Alberto Bermejo: Diario El Mundo)

Impresionante (...) Hermosa, descarnada nostalgia." (M. Torreiro: Diario El País)

"Wong Kar-Wai y su película dejan hipnotizado y perplejo al Festival de Cannes" (E. Rodríguez Marchante: Diario ABC)

"Una deslumbrante hazaña visual" (Lluis Bonet: Diario La Vanguardia)



Hay recuerdos que jamás se pueden olvidar. Recuerdos que, con punzantes agujas, graban un tatuaje indeleble en los estratos más profundos de la memoria. Que dirigen nuestros pasos inciertos. Cuando poseemos esos recuerdos de los que tratamos de huir, nos engañamos con la ilusión de que avanzamos hacia el futuro, cuando en realidad nunca dejamos de avanzar hacia el pasado. De regresar a aquello que podía haber sido y nunca fue.

Nada marca tanto en esta vida como ese Gran Amor perdido. Nada tatúa en el alma un dibujo más bello ni más triste. Y ese dibujo persigue siempre, sin tregua, mostrándose a nuestro corazón como el Único y Absoluto. Insustituible.Cuando el Gran Amor se te ha escurrido de las manos y no te queda de él más que esa sublime filigrana incrustada en el corazón, grabada dolorosamente a punzadas con tu propia sangre en un diseño irrepetible, sabes que, hagas lo que hagas el resto de tu vida, el dibujo no se borrará ni podrás cambiarlo por otro. Ni podrás recuperar lo perdido. Jamás.

El protagonista de este delicioso drama sensual de melancolía y de pérdida lleva el más hermoso tatuaje en el corazón, que es todo lo que le queda de su Gran Amor. El viaje hacia el resto de su vida es semejante al del tren de su novela titulada "2046". Un viaje perpetuo hacia el lugar donde nada cambia, donde los recuerdos permanecen intactos. Es caminar por el vacío con resignación, sin expectativas, con serena elegancia, permitiendo pasar una jornada tras otra sabiendo que no hay nada que esperar, que el dibujo nunca se borrará y que ningún otro vendrá a reemplazarlo, ni siquiera a desplazarlo ni un milímetro. El corazón permanecerá intocable, mientras el cuerpo se consume en la vana ilusión de otros cuerpos, otros abrazos que mitiguen el dolor del vacío. Compañía para matar esa soledad que ahoga. Corazones rotos, esperanzas vanas. Porque él no puede amar a otra que no sea Ella.

Él no engaña a nadie. Es un alma en pena, solitaria hasta el dolor, que viaja en un tren sin retorno que constantemente vuelve hacia atrás, hacia el punto de partida. Otras mujeres, todas bellas, ensalzadas por la majestuosa lírica de la imagen que cobra entidad. Todas ellas hermosas en medio de unos ambientes cerrados, oscuros. Siempre la penumbra, siempre las idas y venidas por pasillos estrechos, habitaciones pequeñas, calles vulgares iluminadas pobremente. Metáfora de una existencia gris pero de apariencia exuberante, condenada al desamor.

Y la música. La casta diva. Nat King Cole. Melancolía suprema y eterna, nostalgia incurable.

Impecable poesía repleta de una sensualidad desbordante, de puros sentimientos contenidos, de desencuentro, desengaño, heridas infligidas que no se cierran... Un viaje a ninguna parte. Al mismo sitio. Al punto de partida. Sin llegar nunca. Regresar a la nada.

Obra maestra

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