jueves, 5 de marzo de 2009

Chupadedo "Thumbsucker" (2005)



"Thumbsucker" es un comecocos. Está bien dirigida e interpretada. Incluso tiene un final rompedor en el que un personaje aprende que lo “normal” es un mito y que las faltas de la gente son precisamente lo que los hace humanos. Incluso la historia tiene un lado emotivo. Quizás las familias de clase media atrapadas en sus barrios conformistas se han convertido en algo demasiado básico en el cine americano. El nuevo ángulo aquí es el chuparse el dedo como metáfora de trastornos psicológicos sobre la propia identidad y los sentimientos hacia lo inadecuado.
El guionista y director Mike Mills, un documentalista, diseñador gráfico y director de videos musicales ha reunido a un impresionante reparto para su primer trabajo. Tilda Swinton y Vincent D’Onofrio interpretan a los preocupados padres. Vince Vaughn es un conflictivo profesor de debate en el instituto. Keanu Reeves y Benjamin Bratt aceptaron interpretar pequeños y peculiares papeles. Y el joven Lou Pucci, que interpreta al personaje protagonista, se muestra como una promesa. Pero si el poder de los actores podrá vender esta dramática y tibia película a un público adulto para ver en reuniones en casas de arte es una pregunta peliaguda.
La película, basada en la novela de Walter Kim, comienza con una familia de Oregón, preocupada por el hábito de chuparse el pulgar de su hijo mayor, Justin. Durante el transcurso de la película, se le encuentran varios sustitutos o remedios para elminar el problema superficial pero fracasan al enfrentarse con su ansiedad interior por su “anomalía” y teme que mamá, a quien él cree insatisfecha con él y con su nada cariñoso marido, les abandonará.
Su dentista de la New Age, el Dr. Lyman (Reeves) hace terapia de hipnosis con él e instruye a Justin en que saque su fuerza de su “poder animal”. Cuando aparece la hiperactividad, los directivos de la escuela tratan a Justin con Ritalin, un medicamento. De repente, se convierte en un campeón del debate, que se lanza a la yugular en cada ocasión. (No muy pronto en la película se establecen esas notables aptitudes cognitivas y lingüisticas así que más o menos se puede decir que aparecen de nadie sabe dónde).
Abruptamente abandona el equipo de debate cuando deja las pastillas y se centra en la chica de la que está enamorado, Rebecca (Kelli Garner). Ella le ofrece marihuana y juegos sexuales como otro sustituto para su vicio de chuparse el dedo.
Al final, Justin se adapta a sus demonios y a los de sus padres y se da cuenta de que la "respuesta" es que no hay respuesta. El film retrata la banalidad como una profunda percepción.
El director de fotografía, Joaquin Baca-Asay filmó con lentes anamórficas asi que se consigue una visión real de la comunidad del barrio que rodea a estos personajes y las presiones sociales que tienen que soportar. El film tiene un sentido naturalístico que cada uno puede reconocer en que, si, esta es la manera en que se vive la vida entre ciertas familias blancas de clase media hoy en dia en Estados Unidos. Pero en algunos momentos se echa en falta el drama.
El equipo de Mills ha conseguido una película independiente que parece tan bien acabada como cualquier producción de un estudio.

3 estrellas

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