jueves, 4 de abril de 2013

The Day He Arrives (2011)



Comedia. Drama. Romance. Sungjoon, director de cine, se dirige a Seúl para visitar a un viejo amigo que vive en el área de Buckhon. Como su viejo camarada no responde a sus llamadas, Sungjoon se dedica a deambular por la ciudad, lo que le permite reencontrarse con su ex-novia y un actor que abandonó la interpretación para dedicarse a sus negocios en Vietnam, así como intercambiar opiniones con algunos aspirantes a estrellas del séptimo arte, la propietaria de un local con cierto parecido a su antigua pareja y una encantadora profesora de cine. Siempre, en el contexto del bar Novel y, como no, con mucho vino de arroz en la mesa.



La verdad es que no hay duda de que es interesante la propuesta. La fotografía y el montaje me han parecido sublimes, y las interpretaciones muy buenas (con dos mujeres bellísimas).

Me quedo con este monólogo en el ecuador de la película, creo que ofrece la clave interpretativa: "No hay razón. Los hechos azarosos de nuestras vidas ocurren sin razón, seleccionamos algunos y armamos un esquema de pensamiento uniendo todos esos puntos que llamamos "razones". Por ejemplo, digamos que tiro este copa por accidente. ¿Por qué tenía yo el brazo justamente aquí?, ¿por qué lo moví para este lado? Hay incontables coincidencias operando detrás de esta acción, pero nosotros sólo pensamos en el resultado. Hacemos una razón de mi torpeza. Yo sería la razón, pero en realidad no es así".

Exactamente esta es la labor del director de cine, o de cualquier artista que se precie: la construcción de un discurso que genera sus propias dinámicas y lógicas, es decir, su propia realidad De hecho esto es lo que sufre el protagonista en un ejercicio de metacine que, además, se pone aún más de manifiesto en el final de las fotografías, donde el protagonista sufre la disciplina que impone a sus propios actores en sus películas, poniendo de manifiesto lo artificial del discurso cinematográfico. Pero precisamente ahí está el milagro del cine, en su capacidad para producir realidad mediante la imagen y el discurso -aunque la sucesión de una serie de imágenes ya es de por sí discurso-, que puede ser enfocado de acuerdo con los caprichos del director. Es una película que abraza con fuerza el giro lingüístico y explota sus posibilidades, que muestra como la vida no responde a una realidad, sino a realidades, tanto potenciales como fácticas, individuales como colectivas...



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