jueves, 9 de abril de 2009

Metrópolis (2001)



Titulo: Metropolis
Titulos Alternos: メトロポリス, Robotic Angel
Autor: Osamu Tezuka
Géneros: Drama, Acción, Ciencia Ficción






No soy el único que lo sostiene: a veces, es mejor soñar las películas que verlas. En algún caso, soñarlas es el único modo de verlas (al menos, de momento). Ahí está, por ejemplo, Megalopolis, de Francis Ford Coppola, película tan ambiciosa sobre la construcción (arquitectónica, utópica) del futuro que quizá nunca llegue a hacerse realidad.


Parece ser que Osamu Tezuka, figura clave del manga y el anime, no pudo ver, en su momento, el Metrópolis, de Fritz Lang, pero sí su cartel y, a partir de esa visión epifánica, soñó la película en forma de historieta con madera clásica.Quizá bajo el secreto influjo del fantasma de Tezuka, dos maestros del anime de última generación (o casi) ¿Rintaro y Katsuhiro Otomo¿ se han unido para dotar de realidad y movimiento (para capturar en celuloide, en suma) la película soñada por Tezuka: el resultado es una obra maestra de brillo cegador, en cuya forma dialogan dos tradiciones ¿el clásico diseño de personajes tezukiano y el barroquismo urbanístico high-tech de la magia digital?, a través de una historia compleja y tendente a la ramificación, que quizá a algún espectador parezca caótica sin serlo. Es pura ciencia-ficción adulta ceñida en una asombrosa plasmación formal. La mecánica del caos social en una antiutopía totalitaria y la búsqueda del alma (y del amor y la redención, tríada de tesoros imposibles) por parte de un ser artificial son dos de los grandes temas del género que confluyen en este trabajo imposible y avasallador, donde lo especulativo acaba cediendo el relevo a lo poético.


Un clásico instantáneo que, junto a otros títulos de reciente cosecha (Sen to Chihiro no kamikakushi, de Hayao Miyazaki, Vampire Hunter D: Bloodlust, de Yoshiaki Kawajiri, o Millennium Actress, de Satoshi Kon), demuestra que el anime es una inagotable sinfonía de estéticas, hallazgos y tonos, lejos de esa uniformidad de la que solo podría acusarle un ojo occidental sin educar.>>Para quienes crean en la sólida arquitectura de los sueños. Lo mejor: la lírica y enmudecedora catarsis de destrucción final.

4 estrellas

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